El Conde de paja estaba,
En un dilema raro que lamentaba,
No sabía cómo decir a quien el corazón le animaba,
Cuánto le quería, ni cómo era que le amaba.
El Conde de paja estaba,
Entre matorrales que admiraba,
En un campo enorme de espinas donde nadie caminaba
Y a lo lejos una belleza delgada contemplaba.
El Conde de paja estaba,
¡Qué extraño! Sentía que su corazón se enamoraba,
Y alzando su cara no podía, no quería, no atinaba,
Qué hacer, qué decir, qué sufrir cuando imaginó que se le acercaba.
***
Pobre Conde no sabe de qué se esconde,
Pobre Conde al descubrir que sus pies no calzan,
Pobre Conde, qué va a hacer si se entera que no es Conde,
Pobre Conde, si es tan solo un espanta pájaros de paja.
Si él supiera, si él mirara, que no son piernas finas espigadas,
Si conociera la razón del temblor en sus rodillas engañadas,
Entonces no le amaría, no sufriría, no tendría de amor inquietas corazonadas,
Entonces no soñaría con bailar apretando su cintura bajo noches estrelladas.
Pobre Conde cuando sepa lo que a lo lejos ama,
Pobre Conde, una vaca flaca entre negra y parda,
Pobre Conde, no sabe lo que adora,
Pobre Conde, qué miseria, qué locura, qué ilusión tan rara.
***
Un día despertó el Conde creyéndose por sus vestidos un Conde,
Eran negros terciopelos, creía, por la niebla que salía de quién sabe dónde,
Más él no sabía que no tenía palacio, ni tampoco rubio cabello lacio,
Pues él solo era un espantapájaros en campo Cansancio y vestía un saco viejo y rancio.
Yo estaba en su hombro aquella tarde llena de asombro,
Yo estaba contenta cuando él abrió sus ojos,
Yo estaba desde hace mucho amando su figura entre hierbas y escombro,
Yo estaba, yo quería, yo anhelaba que saliera de aquellos muertos despojos.
Yo le amo, soy un monstruo, una joven, hija única, doscientos años en destrozos,
Cuervo negro es mi cuerpo, una niña, dulce campesina, ojos violetas hermosos,
Y un brujo por mi madre en venganza, me conjuró con engañosa alabanza,
Quince años tenía cuando convertida en ave quedé, y aún mi descanso no me alcanza.
***
Toda mi vida desde entonces junto a este saco la he pasado,
Y mi corazón de él con el tiempo quedó prendado,
Y ahora que vivo le veo, no puedo decirle nada,
Si le distraigo le mato, pues su corazón vive solo por su amada.
¡Ay! Mi amado, qué desgracia,
Qué hacer, qué romper, qué vendrá a suceder esta noche de niebla baja,
Cuando veas que tu cuerpo en la tierra se hunde con una estaca,
Qué dirás cuando sepas que tu amor se confundió con una triste vaca.
***
Ah pero qué desencanto,
Yo amándote a ti,
Tú amándola a ella,
Y ella no amando.
Ah pero qué descontento,
Yo convertida en un negro cuervo,
Y tú mi amor ignorando.
Ah pero qué desaliento,
Tú fijo en un fantasma,
Yo quieta en tu hombro llorando.
Ah pero qué desencanto,
Tú amándola a ella,
Yo amándote a ti,
Mientras ella pastando.
***
Pobre, pobre cuervo que soy,
Lamentando estar enamorada.
Pobre, pobre cuervo que estoy,
Solo una mujer sintiendo amor
Y en cuerpo feo atrapada.
Pobre, pobre cuervo me voy,
Qué noche, qué dolor, y mi corazón hecho un tasajo,
Pobre, pobre cuervo que soy,
Qué pena, qué martirio, ojalá estuviera en la tierra debajo.
***
Si él supiera, si él mirara, que no son piernas finas espigadas,
Si conociera la razón del temblor en sus rodillas engañadas,
Entonces no le amaría, no sufriría, no tendría de amor inquietas corazonadas,
Entonces no soñaría con bailar apretando su cintura bajo noches estrelladas.
Pobre Conde cuando sepa lo que a lo lejos ama,
Pobre Conde, una vaca flaca entre negra y parda,
Pobre Conde, no sabe lo que adora,
Pobre Conde, qué miseria, qué lo cura, qué ilusión tan rara.
***
Libre y atrapada, sola amando enjaulada,
Vivo y muerto, amado sin mortaja,
Mi príncipe con un pecho hueco,
Con un sentimiento seco,
Con un ojo chueco.
Querido mío, mi sol, mi sal, mi cielo,
Amado mío, mi mar, mi tierra, mi fuego,
Te amo, te llamo, te quiero,
Y mi corazón ciego en una caja,
¡Cuánto lo siento! Mi Conde de paja…
Arte y letra de:
Ziffero · Francisco Saúl González Munguía
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