El verbo pronominal es aquel que se conjuga con un pronombre átono de la serie reflexiva en todas sus formas (me, te, se, nos, os, se), que concuerda en persona y número con el sujeto, y que carece de función sintáctica; siendo en realidad este pronombre un morfema necesario para expresar reflexividad y en algunos casos énfasis.
Si el verbo en cuestión requiere obligatoriamente el uso de dicho pronombre, se trata de un verbo estrictamente pronominal (por ejemplo, arrepentirse, suicidarse).
Otros, por el contrario, pueden usarse indistintamente con ese morfema o sin él, como en el caso ir/irse, donde la pronominalización parece expresar subjetividad.
Un tipo especial de construcción pronominal es la llamada voz media:
El nadador se ha ahogado.
El puente se ha hundido.
Esta construcción no debe confundirse con la de sentido reflexivo, ni con la construcción pasiva con se o pasiva refleja (se vendieron las tierras= las tierras fueron vendidas), ni con la impersonal con se (se vive bien aquí).
Con la voz media se afirma que al sujeto "le ocurre" la acción del verbo, no que se la hace él, y no se indica quién la ejecuta. Por ejemplo, malear ("hacer malo o pervertir a alguien"); malearse("hacerse malo")